Bob, el dueño del bar «Cocodrilo», quiere cerrar, pero cuatro clientes se han dormido, totalmente borrachos, sobre las mesas. Bob llama a un taxi, le da doce euros al taxista y le dice: -A éste le lleva a la calle Ratos, a este otro a la calle Tota, a este tercero al final de la misma calle, y luego va a la esquina y descarga al cuarto. Mientras habla los va metiendo en el vehículo. Al cabo de cinco minutos, vuelve el taxista pidiendo: -¡Por favor, póngamelos otra vez en orden… He pasado por un bache y se me han cambiado de sitio!