Un condenado a muerte está pasando su última noche en capilla. Recibe la visita del alcaide, quien se pone a dialogar amablemente con él.-Bueno, ya sabes que a los condenados a muerte se les concede un último deseo. ¿Quieres alcohol?-No, gracias.-¿Cigarrillos quizá?.-Tampoco.-Bueno, di qué es lo que deseas.-Me gustaría aprender el chino por correspondencia.