Una señora viaja a bordo de un inmenso transatlántico. A la hora de la cena le sirven un plato exquisito: conejo con nada y cebollitas. Queda tan entusiasmada que va a hablar con el cocinero para pedirle la receta, y el cocinero, la mar de contento, comienza a explicarle los detalles de la elaboración: -Verá, […]
Dos amigos se encuentran y uno le dice al otro: -Me han dicho que en tu casa siempre friegas los platos. -Pues sí, los platos, el piso y la terraza. -¿Y tu mujer? -No, ella se lava sola.
De entre todas las cosas del mundo que las feas más odian hay una que destaca por encima de todas. El espejo
Mira hija, tu padre vino pronto y tan rápido como vino se marchó. He conocido a varios y ¿sabes lo que descubrí acerca de ellos? -No, mamá -Son como los autobuses -¿Los autobuses? -Nunca llega el que uno necesita.
Las medidas perfectas de un hombre son 80, 4, 69. 80 son los años, 4 son los amagos de infarto y 69 los millones de euros en el banco.
En las reuniones de mujeres se habla de hombres. De repente una le dia a otra: -¿Sabes en qué se parece a los cajeros? -No. En que para lo único que sirven es para dar dinero.
En un examen, le pregunta el profesor a una alumna: -¿Sabría usted decirme por qué creó Dios primero al hombre y después a la mujer? La chica contesta: -Porque como en todas las buenas obras, primero se hace el borrador.
La señora se divierte haciendo el amor con su ligue de turno. De repente, oye la puerta, y se da cuenta que ha regresado su marido un día antes de lo normal. -¡Qué desastre! ¡Rápido, salta por la ventana, querido! -¡Pero, amor mío, si estamos en el piso trece! -¡Bueno! ¿Te parece oportuno el momento […]
Marido y mujer, ya no muy jóvenes, están en la cama. Y ella, en un momento de apasionamiento, exclama: -¿Te acuerdas, querido, de nuestra primera noche? Yo fui muy tímida y arisca al ofrecerte todo de mi misma… -¿Todo? -preguntó él con un tono burlón. -Bueno, todo lo que habían dejado los demás…
En marido es una persona muy vaga que se pasa el día tumbado en la cama o yendo de una silla a otra, sin hacer absolutamente nada, en tanto que la pobre mujer no para de trabajar. Cuando al final de la jornada, después de catorce horas, cae extenuada en un banquito, el hombre la […]