Va un coche por la carretera y una patrulla de la Guardia Civil le hace señas para que se detenga en el arcén. Un agente se acerca y le dice al conductor:
–Buenos días, señor, le venimos vigilando desde que salió del pueblo y su conducción es intachable, ejemplar, así que le ha correspondido el premio al conductor del año, consistente en 300 euros.
El otro agente, sonriente, dice:
–Diga, diga, ¿qué piensa hacer con el dinero del premio?
Contesta el conductor:
–Pues, lo primero, sacarme el carnet de conducir, que hacía tiempo que quería hacerlo…
Su mujer, que iba de acompañante, le interrumpe:
–¡No le hagan caso, agentes, que va borracho como una cuba!
Y la suegra, que iba detrás y era un poco sorda, grita:
–¡Ya os decía yo que no íbamos a llegar muy lejos con un coche robado!!!