Eran dos amigos ya un tanto mayores que conversaban y uno dice: -¿Sabes Juan? Tengo que conquistar a María, la chica esa tan jovencita de la que te hablara. He probado con todo para que caiga rendida a mis pies, que si flores, perfumes, hasta un coche le prometí pero no hay manera. -Claro que sí, prueba con cloroformo.