Un borracho se encuentra a un amigo por la calle. El amigo ve que tiene unas enormes quemaduras en las orejas:
–Pero hombre, ¿qué te ha pasado en las orejas?
–Pues nada, que me dejé el otro día la plancha encendida… Luego llamaron por teléfono… y me confundí, y agarré la plancha y… bueno… ya ves…
–¡Vaya por Dios! Pero entonces, ¿y la otra oreja…?
–¡¡Uf, es que al rato volvieron a llamar!!