El borracho pregunta a un paseante dónde puede encontrar una casa de citas. Apunta la dirección; pero se equivoca y entra en un apartamento, donde una señora está lavando. El borracho la echa en el suelo, y empieza a hacer el amor. El marido, que se encuentra en la habitación de al lado, escucha el barullo y va corriendo a la cocina, coge al borracho por la camisa y le saca por la puerta de mala manera. El pobrecillo borracho le mira desde la acera, caído en el suelo, y le dice: -¡Amigo, le aseguro que tiene usted mucho que aprender sobre la forma de dirigir una casa de esas!