Un hombre entra en un bar y pide dos vasos de vodka. Bebe uno y se echa el otro en el bolsillo de la chaqueta. Después pide otros dos vasos, y repite la misma acción. Al fin el barman no logra controlar su sorpresa y dice: -No me importa seguirle sirviendo, pero siento mucho que esté despreciando constantemente un vaso. Dígame, ¿por qué lo hace? A este punto el hombre protesta: -Pago por lo que pido, y puedo hacer lo que quiero. ¡Deje en paz con sus observaciones o le doy un puñetazo! Mientras pronuncia esta amenaza, un ratoncito blanco se asoma por el bolsillo de la chaqueta de su amo y exclama: -¡Lo del puñetazo vale también para su maldito gato, barman!