Un compadre visita a otro compadre y le dice: -Compadre, que pena, no pudo creer que no tengas los pantalones para mandar a tu casa. -Sí, es verdad compadre. -Mira, en mi casa mando yo, y cuando digo, tengo hambre, me sirven de comer, y cuando digo, tráiganme el agua caliente, me la traen de inmediato. -Oiga compadre, ¿y para qué quiere agua caliente? -Ay compadre, no me diga que usted lava los platos con agua fría.