Había una vez dos bellísimas doncellas paseando por los alrededores de su castillo. De pronto, una de ellas escuchó una tímida voz que gritaba:
– ¡Ehhhh! ¡Mirad aquí abajo!
Las doncellas miraron y vieron un pequeño sapo a la orilla del foso.
– ¡Hola! -dijo el sapo-. En realidad soy un cantante, pero un genio malvado me ha convertido en un sapo. Si una de vosotras me besa, volveré a ser cantante y viviremos felices para siempre.
Entonces, la más bella de las dos doncellas lo cogió con la mano y se lo metió en el bolsillo.
– ¿Cómo es eso? -le pregunta la otra doncella-. ¿No vas a besarlo?
– ¿Estás de broma? -responde la bella-. ¡Puedes ganar mucho más dinero con un sapo que habla que con un cantante!