Una señora entra en una tienda de animales y ve un loro que le gusta. El comerciante le explica que el pájaro en cuestión no puede hablar porque tiene anginas. La señora, que es un poco desconfiada, insiste en hacer hablar al loro, hasta que este, ofendido, le suelta: -Señora, no insista: ¡estoy enfermo y hoy no pienso trabajar!