El más conocido borracho del barrio se dirige tambaleante hacia su casa. Es un sábado por la noche. Se da de bruces con el cura párroco, que le pregunta qué es eso tan voluminoso que lleva en el bolsillo del abrigo. -Es agua bendita -contesta piadosamente el culpable. El cura le extrae la botella, la olfatea y anuncia severamente que contiene coñac. -¡Sea para la gloria de Dios! -grita entonces el borracho. ¡¡Acaba de producirse un milagro!!