Un vaquero se compra una ordeñadora automática y, cuando observa funcionar
a la máquina y ver el movimiento que hace ésta en las tetillas de los
animales, piensa que con el tejemaneje de aquel aparato podría él, hacerse una buena paja. Se enchufa la polla a la ordeñadora y, cuando se ha
corrido varias veces, no acierta a sacar la verga de aquel chisme. Coge el móvil y llama a la casa donde hizo la compra:
– ¡Oiga! ¿Cómo se para esta máquina?
El operario encargado del servicio técnico, le responde:
– ¡A los veinticinco litros de leche extraídos, se detiene ella sola!