Año 1887, oeste de Texas. Un indio entra en un burdel:
– ¡Indio querer chavala!
Se le acerca la “madame”:
– Hmm… Pero, ¿tú tienes… experiencia?
– No, indio no tener.
– ¿No? Pues mira, entonces te vas al campo, buscas un árbol que tenga un agujerito, y te desfogas con él hasta que tengas experiencia. Entonces vuelves y vemos qué tal.
Así, lo hace el indio y vuelve al cabo de dos meses con una buena rama de olivo en la mano:
– ¡Indio querer chavala!
– ¿Tienes experiencia?
– ¡Sí, indio tener!
– Ok, pues vete entonces con aquella de la esquina.
El indio va a por la chica, la pone a cuatro patas y se lía a pegarle a la pobre ramazos en el trasero. ¡ZAS, ZAS, ZAS!!!
Se acerca corriendo la madame:
– Pero, pero, pero… ¡¿se puede saber qué haces?!!!
– ¡Indio comprobar que no haber avispas!