Un tipo se va de vacaciones con su mujer. Como quiere que ella disfrute, elige el que les recomienda la agencia. El establecimiento parecía muy lujoso y tenía un precio razonable.
Pues bien, mientras estuvieron allí, todo fue sobre ruedas hasta que llegó el momento de pagar la cuenta…
La factura se había disparado hasta unas cifras desaforadas.El hombre se dispuso, lógicamente, a cursar la correspondiente queja, puesto que en la agencia de viajes el presupuesto que les habían facilitado era bastante más barato.
– Oiga, verá es que he estado mirando la cuenta, y aquí hay cosas que están equivocadas.
-A ver dígame…
-Mire, aquí dice: «Uso de piscina 400 euros», y ni yo ni mi mujer hemos ido un sólo día a la piscina.
– Ya, pero hay piscina, la tenía a su disposción y si no la ha usado es su problema…
– También dice: «Uso de la biblioteca: 200 euros» y ni sabía que existía una bliblioteca.
– Mire usted, existe y si no la ha usado eso es algo que a nosotros no nos importa.
– Y que me dice lo de: «Consumo bebidas en mini-bar: 630 euros». ¡No hemos probado ni gota de alcohol!
– ¿Qué quiere que le diga…, ahí lo tenía…
– Bien. La cuenta asciende a 4800 euros ¿verdad?, pues aquí le dejo 2000 y damos por zanajada la cuestión.
– ¿Cómo dice?
-Lo que ha oido.
-Pero faltan 2.800 euros -protesta el empleado del hotel.
– Sí, pero es lo que les cobro por hacerlo con mi mujer.
– ¡Pero si no la hemos tocado! Le juro que ni un empleado de este hotel ha hecho el menor intento…
– Sí, pero ahí la teníais. ¡Si no lo habéis hecho es vuestro problema!