Un farmacéutico entra en la cárcel y le pregunta su compañero de celda:
– ¿Por que te trincaron?
– Es una historia muy larga.
– Será por tiempo…
– Pues ahí va. Fui al médico a que me recetase la viagra, ya que yo soy farmacéutico, pero honrado. El médico me mandó al urólogo, el urólogo al medico, el médico me mandó a hacer unas pruebas para el corazón. Llegue a casa y me encontré a mi mujer con otro.
– ¡Y lo mataste!
– No, le di por culo a él y después a mi mujer.
– ¡Te denunció el amante de tu mujer!
– No, pero estaba tan cabreado que fui al urólogo y le di por culo.
– ¡Te denunció el urólogo!
– Que va, se ve que le gustó. Después fui al médico y también le di por culo.
– ¡Fue el médico, te denunció el médico.
– Tampoco, a él también le gustó. Fue un día en el supermercado. Un tipo me pilló mangando una botella de whisky. Quiso convencerme para que no lo hiciera, y yo, le bajé los pantalones y le di bien dado, lo malo fue que a él no le gustó y era policía.
– Menos mal que aquí no hay viagra.
– No me hace falta. Es ver un culo y me pongo palote. ¿En qué litera voy a dormir?
– En la que quieras, yo esta noche no duermo.