Una mofeta a la que le apestan los pies terriblemente entra en una zapatería con la intención de adquirir unos zapatos. Se sienta en una banqueta y le dice al dependiente: -¡Quisiera probarme unos mocasines! Dicho lo cual, se quita los zapatos, y el dependiente se desmaya de la peste. Los otros clientes empiezan a salir de la tienda. Ante tal desastre, el dueño de la zapatería le dice a la mofeta: -Le suplico que abandone la tienda, ¡me está arruinando el negocio! Ya le regalo yo los mocasines… La mofeta apestosa esboza una sonrisita bajo los bigotes y sale de la tienda… Pero recapacita… vuelve atrás, se quita los calcetines y le dice con voz malévola al propietario: -¿Qué tal si ahora me enseña unas botas?