Dos gatos negros pasean por la calle. En un momento dado se topan con una escalera apoya en la pared, y uno de los gatos da un largo rodeo para evitar pasar por debajo. El otro gato se lo queda mirando y exclama: -Es increíble: ¡un gato negro supersticioso! -Perdona, pero yo no soy supersticioso -le replica el primer gato-. ¿O acaso no sabes que ser supersticioso trae mala suerte?