Un transportista llevaba una partida de pingüinos hacia el zoológico, cuando a medio camino se le estropea el camión refrigerado. Preocupado, trata de reparar el problema pero ve pasar un camión repartidor de leche y consigue que se detenga.
Entonces le dice al lechero:
– Mira, te voy a dar 500 euros para que me hagas el favor de llevar estos pingüinos al zoológico.
El lechero acepta el dinero y se lleva con gusto los pingüinos en su camión refrigerado.
Mientras tanto, el transportista logra arreglar el daño, y de inmediato enfila hacia el zoológico.
En cuanto llega, ve salir al lechero, con los pingüinos detrás de él, en fila. El chófer le pregunta al lechero:
– ¿A donde vas con los pingüinos?
El lechero se lo queda mirando y le responde:
– Ya los llevé al zoológico, pero como me sobró dinero, ahora los pensaba llevar al cine…»