Un chaval va a confesarse:
–Padre, quiero confesar que soy homosexual.
–¡Hijo mío!
–Sí, pero… es que además… mi hermano y mi padre también son gays.
–¡Oh, cielos!
–Y… bueno… mi primo Alberto también lo es, y…
El cura, ya un poco acalorado, le interrumpe:
–Pero, hijo mío, ¿es que en tu casa a nadie le gustan las mujeres?
Y contesta el chico:
–Bueno, sí… A mi madre…