Una madre tomó a su hijo pequeño (cinco años) para bañarlo con ella por primera vez. Naturalmente, él no tenía idea de por qué las mujeres no tienen pene.
–Ay, hijo –dijo la madre al ver que el niño se le quedó viendo la entrepierna con los ojos como platos–. Eso que esta ahí entre mis piernas es… es una esponjita.
Esa noche en la casa, el niño volvió a ver a su madre, pero, esta vez, vestida.
–Mami, ¿dónde está tu esponjita?
–Ahh… ehh, la perdí –No tenía ganas de dar más explicaciones.
Pasaron las semanas, y un día el niño llega contentísimo a la casa, y le dice a la madre:
–¡Mami, mami! ¡Encontré tu esponjita!
–Ah, ¿sí? ¿Dónde está?
–La tía le esta limpiando la cara a papá con ella.